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miércoles, 31 de marzo de 2010

POLITICOS

Tal vez mi amigo tenga razón cuando dice que los políticos saben muy bien que este camino de la democracia que emprendimos hace treinta años no puede mantener el ritmo trepidante de gasto descontrolado y enriquecimiento galopante que llevan a cabo.

Y me da razones para convencerme de que ellos son conscientes del hecho, porque siendo torpes, no lo son tanto como para no saber barrer para casa.

Yo acabo reconociéndole la razón, y entonces pienso que si es así, están haciendo algo incorrecto a sabiendas. O sea, son unos malvados. Se están enriqueciendo a costa de los demás.

Es posible que alguno de ellos no sea corrupto y no esté enrriqueciéndose, pero si está viendo que un compañero lo está haciendo y no lo denuncia, entonces es un incauto.

Pero es que además de llenar a espuertas sus propios bolsillos, están colmando de deudas las instituciones que representan, tanto ayuntamientos como comunidades y el mismo gobierno. Y yo me pregunto: ¿tendrán intención de saldarlas algún día?

Y mi amigo sale de nuevo al encuentro para aclararme que muchos políticos consideran esta profesión como algo pasajero, y por eso quieren llenar sus bolsillos privados rápidamente, y las deudas que contraiga la institución ya vendrán otros a saldarlas.

Ante mi incredulidad, mi amigo dice que soy un inocente.

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