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miércoles, 3 de marzo de 2010

EL PROGRESO

Está claro que en la sociedad se asentó durante muchísimos años la expresión "la derecha" y "la izquierda", tirando éstos últimos en la actualidad más a definirse progresistas.

"La derecha" era solamente la contraposición de "la izquierda". Eran los que se sentaban en la parte derecha del parlamento francés durante las primeras sesiones tras la revolución francesa, por lo tanto ya entonces era más cuestión de colocación en el anfiteatro que de ideología, aunque ésta venía acompañada de los que ocupaban dichos escaños.

Pero en el transcurso del tiempo la idea quedá grabada a fuego de que "la izquierda" era quien defendía a los desprotejidos. ¡Ay, qué ilusos son los humildes! Porque todavía hoy siguen creyéndolo.

Pero al margen de todo eso, yo creo, sinceramente, que lo que significó "la izquierda" muy al principio, dejó de tener valor alguno muy pronto, porque, vamos a ver, ¿se ocupan más los que así se hacen llamar que los otros por los humildes? O dicho de otra manera, ¿no son éstos, como los otros, los que van corriendo detrás de los banqueros, multimillonarios, ricachones, intentando hacerse un hueco entre ellos, y hacer el pino si es necesario para ser bien acogidos en sus círculos?

Por eso prefieren llamarse progresistas, palabra mágica que reafirma (a los que ya están convencidos, principalmente) de que el progreso lo traen ellos de su mano. Y al mismo tiempo alejarse de aquel palabro "la izquierda", que muchos ya casi se avergüenzan de pronunciarla.

Y cuando es necesario, al menos una vez al año, muy a su pesar y haciendo de tripas corazón, acuden a la celebración de la fiesta obrera, para que los incautos continuen creyendo que éstos son sus salvadores.

Así nos va.

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