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miércoles, 3 de marzo de 2010

AL DIA

Últimamente se habla mucho sobre la SGAE. Y generalmente, no para alabar su función, y mucho menos para echarle flores.

Naturalmente que no todos opinan tan mal de esta organización. Solo hay que pensar en los que salen beneficiados en esa actividad.

En todo caso creo que se esta cometiendo un abuso. Se cobra indiscriminadamente, y los ingresos no se distribuyen equitativamente. Y no solamente eso, sino, ¿por qué cobrar? Y más aún, ¿por qué abonar a los autores una parte de lo recaudado? ¿Qué tendrá de más un compositor que un diseñador, un escritor que un ebanista? La mesa a la que usted se sienta a comer todos los días, la cama donde duerme cada noche, los cubiertos que usted usa todos los días, los zapatos, los vestidos, el coche... todo, todo lo que usamos continuamente ha necesitado una mano creadora, ¿por qué, entonces, algunos se crean derechos y exigen recompensas durante una eternidad, y los otros no?

Cierto que hace falta una regulación para evitar el caos. Una entidad que pueda ordenar y archivar y defender, si llega el caso, la primacía del autor de una obra, pero, ¿es necesario exprimir al consumidor por ello?

Pero como el afán recaudatorio de los que nos gobiernan es insaciable, tal vez ahora les he dado una pista y quieran también cobrarnos por hacer uso de la cama, la mesa...

Ah, ¿que ya nos lo cobran? Ya me parecía a mí...

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