Buscar este blog

domingo, 7 de marzo de 2010

AUTONOMÍAS

Los días que nos acompañan vienen agrios y nos vuelven irascibles. No es extraño, dado que cada día son más los que dudan antes de gastar el euro que les queda en el bolsillo.

Una economía precaria suele realzar los aspectos ingratos que nos envuelven, y eso es lo que está sucediendo, que hasta el menos avezado cae en la cuenta de lo que nos cuesta el estado de las autonomías.

El milagro alemán creo que nos deslumbró. Lo tomamos como ejemplo cuando arrancábamos con la democracia, y solo nos fijamos en los resultados, sin tener en cuenta todos los demás aspectos que nos diferencian, que son muchos y muy variados, como son el carácter, el principio de nación tirnado todos en la misma dirección... Otro aspecto es lo costoso del sistema.

No cabe duda que el deseo de romper con el estado centralizado era el deseo de la mayoría por aquel entonces, por eso encontró tan poca resistencia. El error estuvo, no obstante, en el planteamiento. En no saber poner un marco al cuadro. Y en las autonomías cuya prioridad era estar por encima de las demás, sus exigencias se desbordaron y así se han pasado los treinta y pico de años que llevamos de singladura, exigiendo, exigiendo cada vez más, sin límites...

Resultado de este desmadre, que otras autonomías han aprendido y no quieren ser menos, y también piden, y exigen... y puestos a pedir y a exigir, los ayuntamientos tampoco quieren quedarse atrás... Oiga, ¿quién paga todo esto? Y por si fuera poco, nos queda lo de Bruselas.

Pues, como decía, el asalariado que tiene que mirar el euro dos veces antes de gastarlo, cae en la cuenta que lo de las autonomías a él, precisamente a él, no le da de comer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario