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martes, 10 de agosto de 2010

TOLERANCIA

Siempre he creído que la palabra manoseada en exceso pierde la virginidad.

Es lo que nos pasa a nosotros los españoles. Hemos repetido tan innecesariamente la palabra democracia que ha acabado perdiendo su significado. Eso sí, todos somos muy demócratas, y además, de toda la vida.

Nos deberíamos preguntar si sabemos lo que significa democracia, y antes de eso analizar si nuestro grado de tolerancia nos permite sentirnos demócratas.

Te consideraré demócrata mientras aceptas mi opinión como tuya. En caso contrario te convertirás en el mayor enemigo a abatir. Difícil que dos gallos convivan en el mismo gallinero.

Los políticos, sin ir más lejos, se autoproclaman muy demócratas, aunque no toleren que alguien les contradiga, y no obstante, continuan creyéndose muy demócratas.

A la hora de votar, acto sublime de la democracia, blindan las listas, consiguiendo con ello acabar con lo sublime del acto y reírse de la democracia, porque los partícipes se convierten en vasallos del jefe y acaban como pedigüeños detrás de él contentos con las migajas que se digna ofrecerles.

Y, aún así, siguen considerándose demócratas... de toda la vida.

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