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viernes, 20 de agosto de 2010

LOS MAYORES

Hay muchos signos que identifican a los mayores - me decía un día mi vecino - y eso que repetimos tan a menudo de que no entendemos a la juventud, encierra casi todos esos signos.

Lo más usado es que no los entendemos - seguía diciendo el hombre - y seguidamente que han perdido la compostura, así como el respeto, a los mayores y a las cosas, pero yo creo que exageramos. En el fondo, esas exclamaciones son, precisamente, lo que con mayor fuerza caracteriza que nos hacemos mayores.

Mi vecino me aclaró que esa misma ausencia de sintonía entre generaciones viene de muy antiguo. Es lo que él oía decir a los mayores en su juventud. Y a su vez, lo que le contaba su abuelo cuando éste era pequeño.

O sea, hacerse mayor no es otra cosa que seguir acumulando años sobre nuestras espaldas manteniendo actuales las vivencias de nuestra juventud, y los jóvenes, todos y en cada época, lo que deseamos es cambiar el mundo. Dos formas de enfocar la vida que chocan frantalmente.

Aunque el signo que mejor delata a los mayores es que les faltan las fuerzas para mantener el ritmo de los jóvenes, mientras la mente se mantiene en aquella lejana juventud.

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