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lunes, 9 de agosto de 2010

QUIJOTES QUE SOMOS

Al igual que la bandera nacional no es obra de Franco, tampoco la indiferenia hacia España es debido a los gobiernos actuales.

El escaso peso específico de España en el mundo viene de lejos. Con nuestro carácter quijotesco, torpemente convertido en orgullo, hemos aumentado el desprecio hacia aquellos que nos ignoraban. Y nos hemos quedado tan panchos.

La prueba de lo antiguo de esta cuestión es que cuando en la Edad Media los papas organizaban cruzadas contra el islam, en España ya andábamos metidos en ellas, con nuestras propias fuerzas, sin exigir nada a la iglesia de Roma, sin pedir ayudas a las diferentes monarquías católicas europeas, principalmente de Francia.

Todas ellas, con la ayuda de Roma, prefirieron atravesar Europa, quedándose muchos por el camino, sin tener en cuenta que en la península Ibérica ya se estaba librando la más larga cruzada.

Pero por que las cosas sean así, no vamos a inculpar a los demás de ello, sino que tendremos que mirar en nuestro interior y averiguar qué habríamos de hacer para que se nos tuviera más en cuenta.

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