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sábado, 7 de agosto de 2010

LA GULA

Por lo que cuentan las personas mayores, parecer ser que no hace mucho si se quería halagar a una persona no había más que decir: "Hay que ver lo bien que te encuentro. Has engordado un poco desde el mes pasado". Bueno, no tenía que ser exactamente así, pero sí era importante mencionar que la persona había engordado.

Muy al contrario de lo que conocemos actualmente (y Dios quiera que no vuelvan aquellos otros tiempos), que decirle a alguien que ha engordado, es una gran ofensa. ¡La de métodos y recetas que busca la gente para adelgazar, como para aguarle la fiesta diciendo que ha engordado!

Esta contradicción nos muestra la tendencia del hombre a ocultar lo que le preocupa. Cuando no se comía suficiente, era un orgullo mostrar que al menos en casa se comía. Y ahora que se come en exceso, la gente quiere ocultar que les vence la gula.

Y sin reconocer la escasa fuerza de voluntad para enfrentarse a la gula, uno hace hasta el pino si hace falta, con tal que no le digan gordo, cuando la receta, infalible a todas luces, es sencilla y económica: ser comedido a la mesa.

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