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jueves, 12 de agosto de 2010

DIFERENCIAS

A modo de goteo nos vamos enterando de las diferencias que existen en el mundo cuando se trata de hacer pagar sus deudas a los que infringen la ley. Y no solamente por las condenas que reciben los acusados, sino también por las causas que determinan lo que es delito o no lo es.

Ayer aparecía la noticia del apedreamiento hasta la muerte de una mujer adúltera en Irán, después de obligarla a abortar. Hoy nos desayunamos con la noticia de que en Mauritania un malhechor ha sido condenado a doce años de trabajos forzados, expresión desaparecida de nuestro vocabulario hace años.

Porque, claro está, nosotros somos tan magnánimos que a los malhechores los tratamos de igual a igual, y al paso que vamos acaberemos teniendo que pedirles perdón por sus fechorías.

Y es que si en España condenáramos el adulterio como en Irán tendríamos que importar piedras del resto del mundo. Y si los condenados hicieran trabajos forzados, las carreteras estarían siempre como recién terminadas.

Pero, no. Tampoco es necesario exagerar. Aunque lo que me parece poco serio es que las cárceles en España, más que lugares de penitencia se hayan convertido en hoteles de varias estrellas.

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