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martes, 3 de agosto de 2010

LAS MONARQUÍAS

No estoy a favor de las monarquías que tanto abundan en Europa, lo que no quiere decir que preferiría que desaparecieran. Están ahí y hemos de respetar lo que significan, aunque casi todas ellas, como cualquier hijo de vecino, tienen un pasado con más sombras que luces.

La monarquía que tenemos en España es una más entre todas ellas, y en lo que respecta a don Juan Carlos y a doña Sofía, creo que cumplen con su cometido. O al menos, no tienen un comportamiento escandaloso, como sucede en otras monarquías, del que pudiéramos sentirnos ofendidos los ciudadanos.

A Dios gracias. Por lo menos eso.

Pero otra cosa son los descendientes, libertinos muchos de ellos, y encima llenos de privilegios. Porque los escándalos cargados de intrigas que han protagonizado algunos de esos herederos a las diferentes coronas europeas en los últimos cuarenta años son para aborrecerlos.

Como personas públicas y que dicen representar a la historia, deberían ser ejemplares, sin tacha, y entonces serían dignos de todo respeto. Si no es así, si se comportan con las debilidades como cualquier otro ciudadano, que lo sean para todo, sin privilegios.

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