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viernes, 20 de agosto de 2010

5º NO MATAR

A pesar de las alarmantes noticias que nos alteran el ánimo continuamente, soy de la opinión que la gente, la inmensa mayoría, se comporta bajo las estrictas normas de convivencia. Lo que quiere decir, ratos de alegría, ratos de enfado; días eufóricos, días de abatimiento; temporadas de armonía con el entorno, temporadas de cabreo con lo que nos rodea.

Pero lejos de llegar a matar.

Son pocos, muy pocos los que llegan a ese extremo. Por ejemplo, ¿cuántos asesinatos se cometen en España anualmente? ¿150? ¿300? No lo sé, pero creo que sería exagerada la cifra. Y aún siendo uno, sería uno demasiado, por supuesto. Mas no obstante, tengamos en cuenta que 300 entre 45 millones de habitantes... son muchísimos los que no traspasan la línea roja. O sea, son 45 millones de personas que no infringen el quinto mandamiento. ¿No deberíamos agradecer a la iglesia esta realidad, como transmisora de las bases de tolerancia?

Es posible que usted piense que eso es absurdo, que la iglesia no tiene nada que ver en ese asunto, y que si la gente no mata es por ética y civilizada. Y es cierto, pero, ¿quién nos ha inculcado esos principios?

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