Buscar este blog

viernes, 28 de mayo de 2010

IDIOSINCRASIA

A menudo solemos definir rasgos generales del ser humano como propios nuestros. La envidia, por ejemplo, esa "virtud" que hasta nosotros mismos aceptamos como muy nuestra, no está exenta en otras sociedades. ¿Está presente en mayor o menor grado? Pues, no. Ni en mayor ni menor grado, simplemente porque es condición humana.


Los pecados capitales son inherentes al hombre, por lo tanto no somos mejor ni tampoco peor que otras sociedades. En principio.


Ahora bien, y por muy contradictorio que parezca, existen diferencias entre un pueblo y otro. No a causa de la naturaleza humana, que continua siendo la misma, sino debido a los hábitos que en el transcurso de los siglos nos han impuesto las tendencias religiosas, y a su vez los gobernantes que han surgido de ellas. Eso por una parte, importante, pero no única. No perdamos de vista, por ejemplo, el clima, presente protagonista siempre en el entorno del hombre.


Esas pautas son las que con el paso de los siglos han ido marcando las diferencias. Por lo tanto, el peso de nuestra historia, queramos o no, nos guste o no, es el que ha ido marcando nuestra forma de ser, nuestra forma de tomar la vida y en definitiva nuestra idiosincrasia.


Por eso, aunque no sintamos deseos de valorar nuestra historia y a nuestros antepasados; aunque para muchos sea repelente pensar en tales deferencias; queramos o no, nos guste o no, un hecho es que aun contra nuestra voluntad, no podemos escapar de una realidad.

Muchos lo llevan a orgullo. Otros sufren la pena de no poder cambiar la historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario