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jueves, 6 de mayo de 2010

EL OCASO DEL BIENESTAR

En realidad la explicación del problema económico que nos acucia es bien sencillo. Todo se reduce a no gastar más de lo que se tiene.

Y a mano tenemos una pequeña historia que nos ayuda a comprender cómo hemos llegado hasta aquí. Hasta hace unos cincuenta años los europeos no soliamos comprar a plazos. El traje o los zapatos que hacían falta, hasta no haber ahorrado el dinero que costaba el artículo en cuestión no lo comprábamos... y entonces nos alcanzó la guerra y llegaron los americanos, que como ya era la segunda vez que venían a Europa a sacarnos las castañas del fuego, quizás para que no se repitiera una tercera, se quedaron, y con ellos algunas de sus costumbres, y nos enseñaron que, ¡para qué esperar a lucir unos zapatos nuevos cuando el ahorro podía llevarse a cabo posteriormente!

Menuda alegría no desató entre la gente el sistema de los plazos. ¡Es cierto! ¡Es una ganga! gritaban igual que si hubieran descubierto los beneficios del agua.

Y la verdad es que el sistema nos trajo el bienestar, pero, como todas las cosas, si abusamos estropeamos el juguete.

En una palabra, el individuo no puede gastar más de lo que gana, como tampoco puede hacerlo la familia, ni el gobierno, porque más pronto que tarde no se puede hacer frente a las facturas, y entonces, morosos y sin crédito, ya no nos queda nada.

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