Buscar este blog

domingo, 4 de julio de 2010

SIGNOS OPUESTOS

Es que somos la monda. Recuerdo un día que, desplazado en una capital de provincia, paseando al atardecer con un compañero por la ciudad compré el periódico que tenía por costumbre comprar.

Noté en su rostro una mueca despreciativa, como de asco, al tiempo que de sus labios surgía un sonido apenas audible pero suficiente para que lo escuchara: "lo sabía, vosotros los..."

¿Cuándo entenderemos que el vecino tiene el mismo derecho que uno mismo a pensar, opinar, creer o decir sin riesgo a enfrascarse en una discusión o incluso a perder la relación por diferencias de criterio?

A menudo encasillamos al vecino por ser partidario de una tendencia política determinada, y si es de nuestra cuerda, sin pararnos a analizar su catadura moral, solamente porque creemos que vota al mismo partido que nosotros, mentalmente lo situamos a nuestro lado, sin tener en cuenta que en otros aspectos de la vida podamos discrepar de extremo a extremo.

Y si no tira de nuestra cuerda, ¡Ay! a ese ni agua. Enemigo eterno. Así sus sentimientos sean de lo más loables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario