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jueves, 15 de julio de 2010

LOS DECEPCIONADOS

Todos esos abusos que se oyen últimamente de pederastia o similares cometidos por ciertos sacerdotes, han levantado tal polvareda que nos ha cegado la vista y el entendimiento, dando pie a los contrarios a la iglesia a levantarse con fuerzas renovadas y con sus críticas erigirse en la voz de la verdad.

Sin embargo, lo peor para la iglesia lo encontramos en aquellos que un tanto a la deriva navegan entre dudas, y decepcionados por estos comportamientos no es extraño que se expresen cada vez con mayor frecuencia que ellos sí creen en Dios, pero no en los hombres.

Son generalmente gente mayor; son aquellos que crecieron escuchando a diario la palabra de Dios dejándoles profundas huellas en sus conciencias, y que todavía hoy, temerosos de los castigos divinos que les inculcaron, no se arriesgan a levantar la voz en Su contra, pero lo hacen con cierta holgura contra los hombres.

Un vecino mío que reconoce ser uno de estos decepcionados, me decía que para él el error consistió en hacerles creer entonces, que los sacerdotes eran cuasi infalibles, algo así como la inspiración divina en la tierra, y no haberles enseñado que eran hombres con todas las debilidades propias del hombre.

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