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viernes, 16 de julio de 2010

LA INTOLERANCIA

Me decía un amigo recientemente regresado del Reino Unido donde ha permanecido unos cuantos años, que una de las cosas que más le llaman la atención aquí es la intolerancia.

"Seguramente antes era ya así, pero el hecho de no conocer otra cosa me parecía normal" - seguía diciéndome mi amigo que, para mi sorpresa, lo decía con asombro. "Y ahora me disgusta ver cómo por una tontería se enzarza la gente en una discusión".

No entiende, por ejemplo, la de veces que se interrumpen unos a otros en la conversación, a veces hasta con malos modales. Y cómo gritan, al parecer en la creencia que hablando más alto la razón va a caer de su lado. Y cómo se enfadan cuando el otro simplemente se atreve a insinuar una discrepancia.

Lo peor, dice, es observar cómo se rompen las amistades por diferencia de criterios. ¡Pero que hasta se niegan el saludo! ¡Y para toda la vida!

Mi amigo hacía mucha insistencia en el fanatismo que anida en las personas, y eso se percibe en las discusiones sobre la política, decía, donde nadie atiende a razones y solo se respira intolerancia.

Pensativo me dejó su último comentario antes de despedirnos: no te quepa duda de que cuando mejor conoces tus propias costumbres es cuando conoces otras.

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