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jueves, 29 de julio de 2010

INSTITUCIONES

En el transcurso de los últimos dos mil años, la iglesia, como cualquier otra institución instaurada y mantenida por el hombre, tiene sobre sus espaldas ejemplos dignos de admiración y no menos, dignos de reprobación.

Y al ser una institución antigua, los ejemplos, tanto unos como los otros, son incalculables. Es decir, la vida de ciertos personajes que hoy conocemos como santos, no todos, desde luego, pero sí muchos de ellos, son verdaderamente dignos de veneración, mucha más de la que reciben. Mientras que por el otro extremo, también encontramos una serie de personajes cuya imagen de deshonra y depravación que han dejado tras de sí clama al cielo. Aunque para saber un poco de ellos hay que hurgar en la historia, porque la iglesia, o sea los hombres, como humanos, no hablan de sus defectos.

Igual que en cualquier otra organización, a la que se arriman personas dispuestas a trabajar desinteresadamente para que su causa engrandezca, y otras que, indiferentes a la causa, solamente se arriman al árbol porque da buenos frutos.

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