Buscar este blog

jueves, 15 de julio de 2010

EL ESPEJO DEL ALMA

No es una costumbre que me obsesione, pero reconozco que de vez en cuando me dedico a observar a la gente que me rodea cuando viajo en el metro o en el autobús. Reflexiono y me pregunto qué estará pensando ese señor mayor que, sentado frente a mí, hace gestos como si mantuviera una conversación con algún personaje imaginario. O aquella joven que mantiene una mirada perdida, o aquella otra que en charla divertida, a juzgar por sus risas, gesticula con las manos y el cuerpo de modo llamativo.

Hay días que me llama la atención la cantidad de extranjeros que me acompañan en el viaje: sudamericanos ante todo, pero también orientales, y algún que otro pasajero de raza blanca que, en mi reflexión me digo que tal vez sea algún rumano o polaco.

E intento leer a través de sus expresiones lo que llevan escrito en sus rostros. Serios, generalmente. Con preocupación, la mayoría. Unos me transmiten simpatía, otros ternura, alguno que otro es tal su rudeza que evito pensar en aquello que se decía de que la cara es el espejo del alma, porque tan ruin no puede ser una persona.

Y así voy repasando uno tras otro y me digo que cada uno de todos ellos son una existencia propia, con sus ilusiones, sus proyectos, sus ganas de vivir y tal vez soñando en llegar a ser algún día, ¿por qué no? famoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario