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sábado, 24 de julio de 2010

LA PEREZA

A mucha gente le cuesta horrores hablar correctamente, y no me refiero a posibles dificultades de declamación, sino a que no encuentran el adjetivo más adecuado y a menudo tienen que dar un sin fin de rodeos y añadir explicaciones hasta que el oyente tiene claro qué era lo que el orador quería decir.

Es una faceta que tenemos menos en cuenta, la de expresarnos con deficiencia gramaticalmente. Por eso advertí que no me refería a la pronunciación, que es lo que a primera vista más llama la atención, siendo varios los motivos. Hay quien se "come" letras, hay a quien hablando se le nota que no lee nunca, o muy poco. Y no digamos cuando escriben. Una tragedia.

Muchas veces siento lástima cuando tropiezo con personajes con algún tipo de deficiencia, y la capacidad y la inteligencia son algunas de ellas, solo que éstas son de las llamadas deficiencias ocultas. Es decir, es más fácil compadecer a quien tiene la cara hinchada a causa de un dolor de muelas que a quien escasea de luces.

Otra cosa es aquel que teniendo los medios y la capacidad suficiente para superarse, por pereza prefieren no esforzarse. Por éstos, aunque de otro color, también siento lástima.

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