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miércoles, 14 de julio de 2010

PILLADOS

Era un conocido que me contaba lo que le había dolido la multa que recibió por una infracción en carretera. Y me hizo pensar bastante, porque ese conocido no hacía más que lamentarse por los doscientos cincuenta euros que tenía que pagar de multa. En ningún momento hizo la menor mención sobre la infracción.

En definitiva lo que lamentaba el tipo no era haber cometido la infracción, sino que le hubieran pillado.

A los españoles alguien nos ha metido en la cabeza que los estudios los hacemos para poder pasar el exámen. Más que para aprender. Pasar el exámen, y con ello la gloria. Después, ah, después ya podemos permitirnos cualquier travesura, y mientras no nos pillen todo irá bien.

Y así vamos haciéndonos mayores, travesuras primero, incorrecciones después, aberraciones más tarde, desfalcos... procurando, eso sí, que no nos pillen, porque el pecado no está en la mala acción, sino en ser descubiertos.

Así nos va, claro.

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