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miércoles, 28 de julio de 2010

LAS AFICIONES

A decir verdad, yo no me apasiono por el fútbol, como tampoco lo hago por los toros. Oigo a los aficionados del deporte y me parecen tan válidas sus teorías como las de los que están en contra. E igual me sucede con los toros.

Por lo tanto, no me gustaría que me obligaran a ver un espectáculo que no me atrae, como tampoco que me prohibieran no verlo si me apeteciera. Es cuestión de sentirme libre de poder decidir.

Sin embargo, la prohibición de los toros en Cataluña, aparte de que prohibir, de entrada, me repatalea, pienso que no es solo una cuestión de evitar un mal trato a la bestia, que es el argumento utilizado, sino que es el eterno dilema de los catalanes de querer ser diferentes, por no decir más, que el resto de los españoles.

Freud diría que si nos remontáramos a la niñez de estos personajes, sin ningún lugar a dudas encontraríamos deficiencias en su formación que nos darían la respuesta a esas pataletas de niños acomplejados.

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