LOS SUEÑOS

La señora no se reconocía como visionaria, y así lo confesaba ante sus seguidores, asegurando que se limitaba a comentar sus sueños.

Sin embargo, muchos la veneraban casi como un sacerdotisa por la cantidad de pronósticos que acertaba. Pero otros opinaban que solo era una charlatana, precisamente porque de todo lo que decía, sólo alguna vez, extrañamente, la casualidad venía a coincidir con sus premoniciones.

No obstante, esa punga que se había creado a su alrededor, hacía que su fama no menguara, sino que creciera aún más.

Un día sorprendió a su auditorio situándose en la España de 2015, describiendo un panorama que algunos de los presentes, muy mayores, algunos incluso más que ella misma, reconocieron como algo ya experimentado.

La pitonisa hablaba de la escasez de artículos de primera necesidad, y de las largas colas para comprar el pan de cada día. Hablaba también del miedo a expresar en voz alta sus opiniones, especialmente si éstas iban en contra del gobierno. Y añadía que la pobreza se había instalado en grandes sectores de la sociedad, y que solamente a unos pocos parecía no afectar, casualmente a esa casta que en los últimos años había emergido alrededor de la política.

Pero ya sabemos, dijo ante las caras de consternación que vio ante ella, que los sueños, sueños son.