Están en juego las nuevas condiciones de los trabajadores, y dentro de ellas, de lo que más se habla en estos días es del abaratamiento del despido. Como si de ello dependiera la salud económica de España.
¿No sería más saludable hablar de extinguir los contratos blindados de los tantos altos ejecutivos que pululan por el país? Es posible que si se anularan esos costosísimos contratos no haría falta hablar de los costos de los despidos de los trabajadores.
Pero volviendo a la salud económica de España. Lo que hace falta es infundir más interés en la eficacia del trabajo que esa miseria que se ofrece por no trabajar.
Porque parece que lo que se persigue es aquello que se decía hace bastantes años: "no pagan mucho, pero tampoco te exigen gran cosa" - y con tal de no hacer gran cosa los había que se daban por satisfechos con un salario de pobreza. ¿Qué aspiraciones son esas?
Mala planificación la de un gobierno que promueve ingresos de miseria, y peor que los trabajadores los acepten aún a costa de no hacer nada.
Porque, ¿acaso se ha hecho alguien rico con los ingresos de la indemnización?
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