Mientras medio mundo se dedica a buscar soluciones a las enfermedades más temibles, la otra mitad se dedica a estudiar cómo puede aniquilar a la humanidad de la forma más rápida y más eficaz.
¿No es paradójico?
Son asombrosas las noticias que a veces nos llegan de lo que es capaz de hacer la ciencia, y cómo avanzan los conocimientos y posibilidades para alargar la vida. Y eso nos alegra y congratula, y hasta nos da esperanzas. Y los progresos son tanto en su vertiente química como en la parte quirúrjica... a pesar que la gente sigue muriéndose, pero eso es otra cuestión.
Pero tampoco deja de asombrarnos las noticias que de tarde en tarde nos recuerdan los medios de comunicación, cuando nos alertan, para nuestra inquietud, que con el poder destructivo que mantienen almacenado las grandes potencias podrían destruir la Tierra varios miles de veces.
Terrible. ¡Qué digo! ¡Espantoso!
Y yo me pregunto, ¿son unos tan buenos que se pasan la vida buscando remedios para que vivamos mejor y más años, y los otros tan malos que también se pasan la vida buscando la forma de quitarnos de enmedio masivamente?
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