Buscar este blog

lunes, 19 de abril de 2010

COMUNICACIÓN

Los españoles, que tenemos fama de ser muy habladores, se nos conoce también por no decir gran cosa cuando hablamos.

Sí, sí. Hablamos mucho, y fuerte, y gesticulamos también mucho, pero escuchamos muy poco. Y como suele suceder cuando no se tiene hábito de escuchar, el resultado es que nos interrumpimos demasiado frecuentemente.

Hay quien dice que eso es debido a nuestro carácter, nuestro ímpetu. En cambio, otros dicen simple y llanamente, que es falta de educación. Bueno, vaya usted a saber.

Creo que me estoy alejando del tema, que no es otro que hablamos mucho, pero decimos poco. Y es cierto. Hacemos uso de la verbosidad, o sea, de la abundancia de palabras, pero nos falta comunicación. ¡Ah, la comunicación! ¡Tan necesaria como es para la convivencia!

Y para confirmarlo no es necesario recurrir a los políticos, que también hablan mucho, pero no dicen nada, sino miremos en nuestro entorno y veremos confirmada nuestra afirmación. Hay poca comunicación entre amigos, aunque hablen mucho. Tampoco la hay entre padres e hijos, aunque estos hablan muy poco entre sí. En muchos matrimonios, ni se hablan ni se comunican, si acaso, a veces se gritan...

En ocasiones me pregunto de quién o de dónde habremos heredado esa falta de comunicación, ¿de la represión política? ¿Familiar? ¿Religiosa? Vaya usted a saber.

La realidad es que nos cuesta mucho sincerarnos, por eso hablamos mucho sobre asuntos banales, mientras nuestro yo más íntimo lo sacamos muy poco a pasear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario