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domingo, 28 de febrero de 2010

AL DIA

Desde hace unos cuantos años venimos escuchando a los exaltados sobre la decadencia de la televisión con tantos programas basura, cuyas únicas enseñanzas que nos transmiten son de la más baja estofa.

Bien, supongo que será así, pero, qué le vamos a hacer, es lo que tenemos. No vamos a pedirle peras al olmo, del mismo modo que no vamos a pedir a los personajes, los que vemos en la pequeña pantalla y los que quedan ocultos detrás de ella, que nos enseñen dotes culturales cuando no las poseen.

No nos engañemos, ni nos enfurezcamos por tener que mirar esa bazofia,(a fin de cuentas los mira quien quiere), porque en definitiva lo que nos enseñan no es otra cosa que nuestro reflejo, nuestro propio retrato. O sea, son el pueblo, el mismo al que pertenecemos. Y no seamos hipócritas, no critiquemos lo que tantos espectadores se regodean mirando diariamente.

Mi amigo Roque lo tiene muy claro. Si fueran muy pocos quienes mirasen esos programas bazofia, dice él, se eliminarían por sí solos.

Y añade mi amigo. Es lo mismo que sucede con las prostitutas, que si no tuvieran clientes no podrían subsistir.

Por lo tanto no echemos todas las culpas al mismo.

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