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jueves, 18 de febrero de 2010

AL DIA

Y mira que ha llovido desde entonces. Pues, como si nada, porque estamos como en los tiempos aquellos que en la cámara se pasaban las sesiones discutiendo sobre el sexo de los ángeles.

Terminó el debate, sí, ¿y?... pues que estamos como estábamos. Me refiero a los sacrificados, a los que llueva o salga el sol seguimos arrimando el hombro para que no se desmorone el edificio, porque lo que son ellos, los púgiles del debate hoy tienen mucho en qué pensar; tienen asuntos sumamente importantes entre manos. Por ejemplo, y recurriendo a sus correspondientes asesores, repasar los certeros golpes asestados a su contrincante, porque, ya se cuidarán esos asesores palmeros de no mencionar error alguno. Podría ir con ello el empleo.

Son dos mundos, evidentemente: el de ellos y el nuestro; el de los políticos y el de los que les alimentamos. Ellos, satisfechos con el contundente resultado de su actuación, y nosotros preguntándonos, hoy como ayer, ¿qué hay de lo nuestro?

Era de esperar. Y si alguien había creido tener hoy el horizonte más despejado, es que es un inocente.

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