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domingo, 24 de octubre de 2010

LO PROPIO

Hace unos meses fue el pueblo suizo quien no aceptó la construcción de más minaretes en su territorio. Después fue Noruega quien prohibió a Arabia Saudí la financiación para la construcción de mezquitas en su territorio mientras no haya libertad religiosa en el país del golfo. También el coloso alemán, en palabras de la señora Merkel, ha salido a escena recientemente para anunciar que aquellos que quieran instalarse en Alemania tienen que aprender su idioma como primer paso para la integración.
Y no me dirán ustedes que no son noticias que sorprenden. Y que levantan los ánimos. Una vez u otra había que hacer frente a los intransigentes.
Y sorprenden porque hasta hace poco no nos hubiéramos atrevido a pensar que algo así fuera posible en Europa. Y también porque mientras dos paises pequeños inician el enfrentamiento al gran monstruo sin miedo a posibles represalias, los grandes, exceptuando Alemania como ya hemos visto, no se atreven a hacerlo y agachan sus cabezas como los más sumisos corderos.
Porque, si no queremos ser barridos y que nuestras costumbres y hábitos desaparezcan, habremos de recordar aquello de que a donde fueres haz lo que vieres.

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