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jueves, 2 de septiembre de 2010

CULTURAS DISPARES

Muy posible que el deseo que muestran los progresistas del mundo occidental a un entendimiento con la cultura islámica se deba al desconocimiento del origen de la rivalidad entre árabes y judíos, y más tarde con el cristianismo.

Todo comenzó con Abraham, cuya esposa, Sara, estéril hasta muy avanzada edad, aconsejó a su esposo engendrar un hijo con su esclava egipcia Agar, y así vino al mundo Ismael. Posteriormente Sara tuvo a Isaac, y exigió a Abraham de enviar al desierto a la esclava Agar y su hijo Ismael.

Y así crecieron dos hijos de Abraham, distanciándose sus respectivos pueblos cada vez más uno de otro. Más tarde, hacia el año 570 d.C. nació Mahoma, fundador del Islam, quien no solo se enfrentó al cristianismo, sino que siguió las luchas contra los descendientes de Isaac. Y así siguen. Y así seguimos.

Todo esto está en la historia, y cualquiera que haya asistido a la escuela elemental lo conoce, pero como los progres se interesan solo por el progreso, parece ser que el pasado les importa un haba. Y el no conocerlo, a veces, les hace cometer errores de bulto.

Por lo tanto, dejemos a los musulmanes con su cultura, porque por mucho que nos empeñemos no los vamos a cambiar, y que ellos nos dejen tranquilos a nosotros, porque de lo contrario, ellos sí cambiarán la nuestra.

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