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lunes, 19 de septiembre de 2011

OTRA VEZ LAS VOTACIONES (Salvador Moret)

En realidad desde la última llamada a urnas, y desde la anterior, y desde las otras previas, los que vemos el telediario regularmente sabemos que nuestros políticos están siempre en campaña. (Cabría preguntarse si alguna vez han pensado que cobran para resolver los problemas que a diario van surgiendo en la sociedad, tanto los de dentro de nuestro país como los que nos afectan allende nuestras fronteras).

Es sabido que después de esos teatros que montan con apariencias de enfado y trazas de ir a degüello unos contra otros, cuando los reporteros han guardado en la funda sus cámaras y objetivos, los muy enfadados se van juntos a tomar unas copichuelas contentos de haber cumplido con su trabajo, que no es otro que alimentar el morbo de sus seguidores.

Por eso, para mantener esa imagen, se pasan la legislatura insultándose unos a otros, mintiendo, desdiciéndose… (Eso en público, que después, con el gin-tonic en la mano se apresuran a disculparse de su intervención subida de tono para que el espectáculo tenga visos de realidad) ¡Y la de tonterías que dicen! Tantas como barbaridades. Y hay temporadas, como ahora que se acercan otra vez las votaciones, que parece que jueguen al yo más. Las propuestas parecen una subasta a la inversa. ¡Nosotros regalaremos el pan! – gritan unos. Pero los otros no se quedan mancos. ¡Nosotros regalaremos el jamón y el queso! A lo que los unos vuelven a contra ofertar con una entrada de cine gratis, y los otros, que no quieren ser menos echan la casa por la ventana y pasan a ofrecer la elección de la película. Y así se pasan los días. Claro que entre medias colocan alguna que otra puya, para que los seguidores de los unos y de los otros tengan un fondo para enzarzarse en acaloradas discusiones.

Naturalmente, tanto los unos como los otros, ponen el máximo calor en sus frases a sabiendas que sus seguidores son tontos, que es lo mismo que decir olvidadizos. Porque de todo lo que ofrecen, aseguran, garantizan y prometen durante los cuatro años de precampaña no piensan cumplir nada, y también saben que nadie les pedirá cuentas de todo aquello que ofrecieron, aseguraron, garantizaron y prometieron y no cumplieron.

Y lo más curioso será que todo lo que criticaron los unos de los otros y éstos de los unos, todo lo que se reprocharon mutuamente, será lo único que pondrán en práctica los que salgan con el mayor número de papeletas.

Y como también es sabido que así es como suceden las cosas, podrían ahorrarnos el bochorno de querer hacernos ver en estos últimos cuatro meses que se desviven por el pueblo.

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