Buscar este blog

lunes, 4 de julio de 2011

IDIOMAS

A Jacinto se le había vuelto gris el futuro. Gris plomo. No es que tuviera recuerdos de los últimos tiempos muy halagadores, pero iba tirando. Ahora se le había acabado el paro y para llegar a fin de mes se las veía y no se las prometía.
- ¿Qué te pasa, Jacinto? Te veo muy preocupado. No será por lo del trabajo, ¿no?
- Pues, sí. Precisamente por eso estoy preocupado y cabreado.
- ¿No te salió bien la última entrevista?
- Me salió bien, pero al parecer, entre los trescientos veinticinco que nos presentamos no fui el mejor.
- ¿Cómo es eso posible con lo bien preparado que ibas?
- Pues, aun así.
- Me dejas de piedra, chico. Dos licenciaturas, estudios en el extranjero, tres idiomas, experiencia de seis semestres… ¿A qué puesto dices que te presentabas?
- Para cajero en un gran supermercado.
- Jo, tío, qué exigentes.
- Pues, ya ves. Pero, no creas. Es así en todas partes. Tú tienes suerte. Como te enrolaste de pintor con tu padre, no sabes lo complicado que es buscar un empleo.
Entre penas y lamentos se marcharon cada uno a su casa, pero por la noche Jacinto recibió una llamada de su amigo.
- Oye, he estado pensando. ¿Por qué no te arrimas a la política? Puedes decir que no sabes nada, que no has cursado estudios. Y no se te ocurra decir que sabes idiomas. Y seguramente, en estas condiciones enseguida te asignarán un cargo. Pero, eso sí, insiste que tu experiencia es escasa, que apenas has estudiado y que nunca estuviste en el extranjero, porque si te presentas con tus verdaderas credenciales, probablemente te consideren uno de esos que no sirven para gran cosa y no te ofrezcan ni un cigarrillo.
- Pero…
- Sí, hombre, sí. No te preocupes. Mi padre dice que lo tienes chupao, que en esos círculos cuanto menos sepas más posibilidades.
La idea no le convencía mucho a Jacinto, pero por probar… igual un día llegaba a ser presidente de la nación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario