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jueves, 7 de julio de 2011

DESMORONAMIENTO

Hasta a José María, un tipo que no hablaba nunca de política ni escuchaba tertulias y solo le ocupaba la marcha de su equipo de fútbol, no se le escapaba el rosario de escándalos que diariamente saltaban a primera plana.

No podía evitarlo. Por todas partes se oía lo mismo. Sus compañeros de trabajo no hablaban de otra cosa. En el autobús era el tema de cada mañana…

Él sabía que en esta época de vacaciones el tema del fútbol inverna. Era así todos los años. Tal vez por eso, pensó, la gente habla más de otras cosas.

Pero pronto su amigo Juan le sacó del error.

- ¿Pero en qué mundo vives, José María? Es que no te enteras. ¡Pero si esto es el desmadre! ¿No has oído lo del director de AMP? ¡Hombre, pero si clama al cielo! La policía ha descubierto un desfalco de casi mil millones de euros. Y todavía están investigando, lo que significa que pueden ser muchos más.
- ¿Pero es posible – se asombraba José María – que personas en esos puestos de tanta responsabilidad, y que ya tienen ingresos envidiables, y que se supone son el ejemplo para el resto de la sociedad, caigan tan bajo?
- ¡Ay, José María, parece que no vivas en este mundo! Seguramente tampoco habrás oído nada sobre la ministra…
- Sí, eso lo escuchaba esta mañana viniendo al trabajo, pero no me he enterado muy bien. Algo con sus familiares, parece ser.
- ¡Efectivamente! Otro escándalo del mayor descaro. Prepotentes que son ellos, porque resulta que desde que accedió al ministerio ha colocado a toda su parentela en el ministerio. No existe un solo despacho que no lo ocupe un hermano, un sobrino, un tío… y hasta algunos antiguos vecinos de su pueblo ha colocado no se sabe muy bien para hacer qué.
- ¡Ah, eso era lo de la familia!
- Y lo del presidente de tu equipo de fútbol, ¿tampoco lo conoces?
- No. No sé a qué te refieres.
- Bueno, eres el colmo. El equipo de tus amores y no sabes las andanzas de su presidente. Sí, hombre, sí. Don Ismael, ese que cuando habla parece un santo, cuya aparente santidad no impedía que desviara millones a sus cuentas privadas en cada una de las transacciones. O sea, en cada compra y venta de los jugadores. Un vivo, y no un santo, es el tío.
- Oye. Por lo que cuentas, esto es un desmoronamiento total del país.
- Sin lugar a dudas. Y eso que nosotros solamente hemos tratado dos o tres casos como ejemplo, pero si entráramos en detalles nos asustaríamos, porque ni yo los conozco todos.
- Pues, mira que yo.

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