Se sabe que eso de trabajar en
dos o tres sitios a la vez es muy español. Y esto, sin ninguna duda, contradice
esa fama que alguien puso en órbita asegurando que nosotros los españoles somos
perezosos.
Ahora bien, otra cosa es la
eficacia y que los resultados sean cualitativamente aceptables, porque si ya es
difícil hacer una cosa bien, cuánto más no será hacer varias a la vez.
Se entiende, claro está, que esto
de trabajar en varios sitios a la vez era en otras épocas, porque lo que es
ahora, ya quisieran muchos trabajar, simplemente trabajar en un sitio.
Pero siempre hubo clases, y como
no podía ser de otra forma, actualmente también. Tenemos, por ejemplo, el caso
de los diputados, que ya sabemos de las aficiones extraparlamentarias de estos
personajes. Aficiones bien remuneradas todas ellas, por supuesto, ya que esta
tropa no mueve un dedo así como así. Y resulta que no hay uno solo que no tenga
– además de – sus apaños en un sitio u otro.
Probablemente sea debido a que el
salario no les llega hasta final de mes y necesiten alguna que otra ayuda.
Puede ser también que estos hombres de la patria no se cansan mucho en el
trabajo oficial… o tal vez sean las dos cosas, que es lo que se ha dicho
siempre de los funcionarios: no pagan gran cosa, pero tampoco exigen mucho.
Ah, alguien me advierte que estos
comentarios se referían solo a los funcionarios de bajos sueldos, no para esos
otros.
En cualquier caso me pregunto si
eso será justo, aunque supongo que al menos no irán contra la ley, puesto que
la hacen ellos… O sea, yo me lo guiso y yo me lo como. O como suele decirse: hecha
la ley, hecha la trampa.
No obstante, si justo o injusto,
está la otra visión de las cosas, que a menudo no tiene nada que ver con la
cuestión legal, sino con la moral. Se trata de esas cuestiones que levantan
ampollas y hacen sonrojar a las personas honradas – las otras jamás se sonrojan
– es decir, asuntos por los que nunca irán a la cárcel, es cierto, pero que
chirrían a los oídos y humedecen los ojos de los humildes.
Y, lo que son las cosas,
casualmente nos enteramos de los ingresos que los diputados reciben cada mes,
además de beneficios y primas, por distancia, por llegar a su hora, por no
dormirse en la sala, por apretar el botón correcto a la hora de votar, por
puntos, por comas…
Unos sacrificados.
Eso.
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