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sábado, 7 de abril de 2012

AÑO 2112 (Salvador Moret)


-          En abril tendrás que ingresar en el pórtico – dijo la agente con la indiferencia que caracterizaba a los oficiales. Y para que Igor, código I33R, lo entendiera, añadió – Tienes ochenta y dos años y has dejado de trabajar hace dos, y además recibes tres medicamentos crónicos. Has llegado a la última fase.
-          ¿Podrías darme la información? – inquirió Igor con aparente resignación.
-          No nos queda, con los planes quinquenales del ahorro, han dejado de editar los folletos. Pero puedes informarte en “Pórtico del Edén”. 
Igor ya conocía esa información. Muy escueta, por cierto. Se resumía en que al “Pórtico del Edén” se ingresaba sin ninguna pertenencia. Solo con lo puesto. Y con el ánimo alto.
-          ¡Vaya insolencia! – pensaba Igor cada vez que entraba en dicha página.
Transcurrieron los seis meses hasta la siguiente revisión de obligado cumplimiento. Seis meses que Igor supo aprovechar en su beneficio. 
Cuando en abril se presentó a la revisión, rebelde como era, llegaba con un plan para resistirse al ingreso en el “Pórtico del Edén”, ese lugar en el que se ingresaba para nunca más salir.
Muy al contrario de cómo había visto llegar a sus conocidos anteriormente a este lugar del no retorno, Igor no llegaba resignado ni cabizbajo. Él todavía se sentía con capacidad para pensar y discernir, y no estaba dispuesto a que le sacrificaran como un cordero solamente porque tras dos años de jubilación, el imperio decidía que era una carga para la sociedad.
Primero se le ocurrió no acudir a la revisión de abril, pero con el férreo control que pendía sobre la población, le pareció que eso era un riesgo sin posibilidades de éxito. Antes de veinticuatro horas ya le habrían localizado.
Su plan consistió en algo más sutil. Atrevido, es cierto. Y también arriesgado, pero eso formaba parte de su personalidad. Toda su vida transcurrió al borde de la temeridad, por lo tanto, ahora que no tenía nada que perder, no se iba a acobardar.
Igor sabía que en el departamento de revisión, más que en el resto de las dependencias, los oficiales eran gentes que actuaban como autómatas. Si el informe decía que el código R214P tenía ochenta años, automáticamente le concedían la jubilación, así el individuo que respondía a ese código afirmara y demostrara ser menor de quince años. Casos se habían dado.
Experto en grado destacado como era Igor en el campo informático, no le resultó difícil acceder al núcleo del departamento de revisión y cambiar su expediente. El riesgo era que coincidiera la misma agente A121C de la vez anterior. Pero ese era su reto. Si le descubrían tendría que soportar la tortura como castigo antes de entrar en el “Pórtico del Edén”.
-          Tampoco es tanto lo que me juego – pensó Igor. 
La jugada le salió bien. Una vez más la fe en su buena estrella no le defraudó. Ahora podría seguir con la formación de grupos subversivos, labor que llevaba ejerciendo de forma clandestina desde muchos años antes.
Instruido en épocas antiguas y desafiando a la tiranía que enseñaba lo contrario, de forma clandestina Igor conocía costumbres de anteriores imperios, y todos, sin excepción, en su afán de controlar al pueblo siempre intentaron despojarle de eso tan íntimo como es pensar. Pero a lo sumo, solo conseguían privarle de libertad… y atontar con sus discursos fofos y monótonos.
Este imperio sería uno más que fracasaría en sus intentos de adormecer al pueblo. Él se encargaría de eso. 

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