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martes, 4 de octubre de 2011

LA MORAL (Salvador Moret)

Ruperto, que había escuchado un sinfín de veces aquello de que “tienes más moral que el Alcoyano”, entendía el significado pero desconocía el origen de la expresión. Cuando se lo contaron, tuvo un ataque de risa. Reza así:
“El partido de fútbol estaba a punto de acabar y el Alcoyano perdía por once goles a cero, lo que no impedía que su entrenador siguiera animando a sus jugadores diciendo: ánimo muchachos, que todavía podemos empatar”.

Ahora, a pocos días de las votaciones y tras una larga, cansina, agotadora y sucia precampaña, cuando las estadísticas anuncian la debacle para unos y la gran victoria para los adversarios, escuchando a los primeros Ruperto repetía con pleno conocimiento de causa la conocida frase: “Es que tienen más moral que el Alcoyano”.

Y preguntándose a qué era debida tanta moral no se le ocurría nada mejor que reconocer que a fin de cuentas eran actores y tenían que actuar según apuntaba el guión.

Con lo cual conseguían transmitir moral a los suyos, y así que no decayeran los ánimos de los seguidores – y probablemente para que tampoco decayeran los propios.

Pero esto último tal vez no era necesario. Eran profesionales y sabían su cometido: embaucar a la muchedumbre y hacerles creer que iban sobrados de moral.

Igual que los adversarios que al margen de las estadísticas nada seguro tenían, y sin embargo, salían a escena mostrándose con la moral alta, altísima, seguramente con las mismas intenciones de transmitir a los suyos evidencia, infalibilidad, y no por último convencerles para mantener la moral bien alta.

Eran las reglas del juego. Es decir, lo importante era la escenificación. Porque al igual que el buen actor, que sabe que al espectador le importan tres rábanos los problemas particulares que puedan estar machacándole los sentimientos y por eso se espera de él que en escena interprete al personaje en cuerpo y alma, el político actúa bajo las mismas condiciones que no son otras que mostrarse como el primer convencido.

A fin de cuentas, sus ingresos en la oposición tampoco son a despreciar.

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