Buscar este blog

domingo, 5 de febrero de 2012

LA RIVALIDAD (Salvador Moret)

Se dice que si no existiera esa rivalidad tan encendida entre Barça y Madrid, el fútbol estaría de capa caída. Y como lo que envuelve al fútbol es ante todo dinero, es fácil deducir que aquellos que se benefician de ese trasiego de capitales hagan los mayores esfuerzos para que la rueda siga girando. Y para ello nada más fácil que fustigar las pasiones de los aficionados con declaraciones, ofensivas las más veces, para que las emociones, provocadas y golpeadas por la fusta que sostiene la misma mano que mueve los hilos desde la penumbra, sigan alimentando la máquina para que ésta no deje de girar. Sucede algo igual en la política. Principalmente en los países donde se practica muy poco la política y mucho la irresponsabilidad. O donde los intereses particulares predominan por encima de intereses generales. En realidad, en cuanto al dinero respecta, el deporte es un calco de la política. Porque también aquí, los interesados en que la rueda no deje de girar, se afanan con ahínco en disciplinar conciencias para que les sirvan de sostén incondicional, y a poder ser perpetuo. Incitan a los sentimientos y provocan a las emociones, y se regodean viendo con qué facilidad lo consiguen. Es todo un proceso que los políticos conocen bien. Primero despiertan la pasión con argumentos que son los que quiere escuchar el oyente. Después prometiendo lo que desea recibir el oyente. Y por último asegurar que todo eso lo va a recibir el oyente. Una vez conseguido el voto del oyente, el olvido. Cuando no el desprecio, que, dicho sea de paso, al incondicional le trae al fresco. Es lo que parece, al menos, a juzgar por las veces que se deja engañar. Y tanto en fútbol como en política, los maestros en conducir masas saben de las debilidades de los hombres, y así, conocen los mecanismos de cómo han de hablar y qué han de decir para que los tantas veces vilipendiados no se les revuelvan. Porque si no fuera así, no se entendería que después de prometer tantas mejoras, beneficios, soluciones y todas las mieles imaginables del paraíso, el hombre de a pie, que una vez y mil más no huele nunca nada de lo prometido, y no obstante, se mantiene convencido de que un día llegará el maná. Y llegado a este punto, cabe preguntarse, ¿será consciente este abnegado y sufrido creyente que todas esas melazas prometidas por los voceros sí existen pero que están mal repartidas? O dicho de otro modo: ¿que los dulces, a la hora del reparto, se los quedan los que reparten? Un valor habrá que reconocer a estos maestros de dirigir masas, cual es que, tras tantos años con sus descaradas manipulaciones, consiguen no solamente que no se rebelen las masas, sino que éstas aún sigan aplaudiéndoles. Será por la rivalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario