Buscar este blog

lunes, 3 de diciembre de 2012

DÍA DE EXPLICACIONES por Salvador Moret


En la sección de “FÚTBOL, leo en un periódico:
“El hasta ahora director deportivo del Spartak de Moscú, Valeri Karpin, ocupará el lugar del español Unai Emery al frente del banquillo, según informan las agencias rusas”.
Y yo, que apenas sigo los altibajos del fútbol nacional, y mucho menos del extranjero, leo la noticia de pasada, sin centrarme mucho en lo que estoy leyendo. De pronto algo chirría en mi conciencia y vuelvo al inicio de la reseña. La leo otra vez y capto el motivo de mi descolocación. A juzgar por los nombres no sabía muy bien quién de los dos era el ruso.

En el mismo periódico, no muy alejado de la primera reseña, encuentro otra que dice:
“La sanidad pública de Madrid, en huelga contra los cambios y privatizaciones”.
Y si la primera reseña me había dejado un tanto inseguro, esta segunda no la entiendo en absoluto.
Es decir, los profesionales de la medicina se lanzan a la huelga porque los políticos quieren hacer unos cambios. Seguramente son cambios de importancia que les va a afectar en algún sentido, y no precisamente para mejorar su posición actual. Hasta ahí llego.
Comprendo su enfado, faltaría más. Pero lo que no termino de comprender es que para su desahogo y mostrar su enfado con los políticos, lo hagan con los pacientes dándoles una patada en el trasero.

Todo eso en el día después de las elecciones, cuando los periódicos vienen cargaditos de opiniones, explicaciones y justificaciones.
Y lo que leo a este respecto, lo entiendo menos que las dos reseñas anteriores.
A todos estos sabios que igual los vemos en la televisión que los escuchas en una emisora de radio, o leemos sus escritos en un periódico, les falta el tiempo para dar lecciones de esto y de aquello el día después de las elecciones. Es curioso lo que saben estos tíos, porque igual hablan de política como de comercio exterior. Y si se tercia opinar sobre las sardinas del norte o cómo se vive en la Laponia, ahí están ellos prestos a asentar cátedra con sus conocimientos.
Y cuántos de ellos, muy serios y concienzudos, aseguran que estos resultados eran precisamente los que habían vaticinado. Todos. Y los que no lo expresan, justifican que ellos lo intuían, porque los indicios conducían a esa conclusión. Vaya, que se veía venir, y solo un tonto no lo supo ver.
Y en cuanto a los políticos, ¡ay!, éstos tienen la gracia de hacernos ver que un burro vuela. Voy leyendo opiniones y todos se dan por contentos. Todos han ganado.
Anteriormente ya les decía que no entendía nada. Porque, vamos a ver, si yo tengo diez y persigo alcanzar quince, pero solamente logro cinco, ¿puedo afirmar que estoy contento con el resultado?
Al parecer, sí.
¡Oiga! Y nadie se ruboriza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario