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lunes, 14 de marzo de 2011

LOS MITOS

- La unión no hace la fuerza – aseveró Cipriano. Y ante los murmullos y gestos de desacuerdo de los contertulios, rectificó – La unión no hace siempre la fuerza.
Rectificación que no sirvió para calmar la disconformidad general.
A Cipriano no le sorprendía la hostilidad que causaban sus palabras. Casi siempre era así, porque tenía la virtud de ir contra corriente. Es decir, solía expresarse con frases alejadas de lo políticamente correcto.
Y tampoco le molestaba el enfrentamiento que originaba. Prefería eso a ser un loro como la mayoría de sus asiduos compañeros que se limitaban a pensar poco y repetir lo que escuchaban sin profundizar en el significado de lo que decían.
- ¿Cómo te atreves a negar lo que sabe todo el mundo? – espetó uno de ellos en tono cínico, mientras miraba a los demás esperando su aprobación.
- No todo el mundo lo sabe, sino todo el mundo lo repite. Y suele suceder que de tanto repetir un pensamiento o una idea, ésta se desvirtúa y el significado acaba alejándose del origen. Y eso es lo que os pasa a vosotros que como pensáis poco lo que expresáis habéis convertido la frase en una leyenda que, con los ojos cerrados, aceptáis sin más.
Sus palabras levantaron aún más revuelo, ganándose el acoso de todos los presentes. Cipriano, no obstante, continuaba sin alterarse, y cuando se acallaron las voces, imperturbable, siguió exponiendo sus pensamientos.
- Esperad y escuchad. No os alarméis. Eso de que la unión hace la fuerza, es cierto para según qué casos, pero no para todos. Si lo que se pretende es derrocar un gobierno, bien, lo acepto. Si queréis enfrentaros al comité de dirección de la empresa, también puede ser válido, pero, vosotros, con un horizonte muy estrecho y con unas miras muy cortas, os quedáis ahí anclados y no sois capaces de ver más allá, porque, ¿de qué sirve la unión para la creatividad?
Otra vez se alzaron las voces en contra. Si cabe con más fuerza. Nadie estaba de acuerdo con Cipriano. Eso se veía desde lejos. Y además, enfadados por lo que decía contra ellos. Alguno hasta se levantó, tal vez para realzar sus críticas, argumentando aspectos que poco tenían que ver con lo que allí se exponía. Es decir, ofendiendo.
- Mirad – replicó Cipriano cuando los demás comenzaban a calmarse, y sin sentirse molesto, añadió – un buen ejemplo de lo que estamos discutiendo lo tenemos a mano. Vosotros, por muy unidos que estéis, no conseguís la fuerza suficiente para convencerme.
- Podríamos darte un par de tortas para convencerte.
- Si eso son todos vuestros argumentos… pero no era eso lo que yo quería comentar, sino que la creatividad es algo muy individual, y la unión no sirve para nada. Imaginaros un pintor o un escritor que necesitan la concentración para crear, y eso es lo opuesto a las masas. A ellos ninguna unión les puede ayudar. Si acaso, más bien irritar.
Para que lo entendieran, Cipriano terminó explicando que los mitos alcanzan tanta fuerza que pocos se atreven a contradecir lo que todos aceptan como válido… hasta que alguien con atrevimiento viene a romper el espejismo.

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