Buscar este blog

lunes, 14 de marzo de 2011

LA LIBERTAD DEL AUTOR

El cadáver, en posición grotesca, estaba siendo objeto de un profundo análisis por el equipo forense. Entre tanto, el teniente Gómez observaba con detenimiento el entorno, mientras en la habitación contigua su compañero el inspector Yáñez interrogaba a Damián, el jardinero, a Julia, amiga de la víctima, y a Pablo, el novio de ésta.

Los tres mostraban nerviosismo. Pero al inspector no se le escapaban algunas diferencias. Damián, el jardinero, se cogía la cabeza con ambas manos y murmuraba en voz baja frases casi ininteligibles, algo así como: “¿por qué, por qué?”. Julia, tal vez la menos expresiva, casi lograba transmitir un estado sereno, pero Yáñez, perro viejo, no perdía de vista cómo encendía un cigarrillo detrás de otro, y tras dos caladas, casi enteros los aplastaba en el cenicero. En cambio, Pablo, exaltado en extremo y a voz en grito, no hacía más que pedir la pena de muerte para el asesino de su novia. Y dirigiéndose al inspector, de pronto, vociferó:

- ¡Haga usted algo y no pierda más tiempo preguntando tonterías; salgan a buscar al asesino de una vez, que nosotros ya le hemos dicho todo lo que sabemos y es hora de irnos a descansar!

- Es cierto, les he retenido mucho rato. Lo siento, pero era necesario – respondió el inspector sin alterarse, y añadió – Ahora pueden irse… si bien, como todavía tendremos que preguntarles algunos detalles más, les pido que no salgan de la ciudad durante los siguientes días.

Más tarde, en el despacho del teniente, los dos sabuesos discutían sobre las pistas que proporcionaron las observaciones de uno y los interrogatorios del otro.

Cada uno de ellos se había formado su propia idea sobre los sospechosos.

- Para mí, esa Julia amiga de la víctima que pretende engañarnos con su aparente calma, es culpable número uno – decía el inspector Yáñez.

- ¿Por qué? – inquirió el teniente Gómez, visiblemente incrédulo.

- Por varias razones. Es celosa, y fue amiga de Pablo, con quien estuvo saliendo varios meses antes de que éste conociera a la víctima.

- ¿Quieres decir que el móvil no es otro que los celos porque su amiga le robó el novio?

- Exacto.

- ¿Qué hubieras hecho tú si la amiga de tu amiga es más joven, más atractiva y encima le sale el dinero por las orejas?


- Tú mismo lo confirmas. Precisamente por eso Julia se convierte en la principal sospechosa.

- Te olvidas que Julia, según tus notas, llegó a la vivienda mucho más tarde que Pablo, por lo tanto tiene una coartada indestructible… a no ser – añadió el teniente Gómez pensativo y remarcando la frase – que Julia y Pablo oculten que continúan siendo novios.

- Lo había tenido en cuenta, pero ellos dos lo niegan, aunque Damián, el jardinero, dejó ciertas dudas al respecto cuando insinuó que a veces los veía juntos.

- Que ellos lo nieguen estaría dentro de su estrategia. Y que Damián levante sospechas hacia Pablo y Julia pudiera ser que él, a su vez, también tuviera su propia estrategia.

- No lo entiendo, ¿qué quieres decir?

- Quiero decir que como Damián en absoluto se beneficia de la muerte de la víctima, sino todo lo contrario, eso es al menos lo que parece, puesto que allí tiene su puesto de trabajo, le es más fácil intentar desviar la atención hacia otros con el fin de que ésta no recaiga sobre él.

- ¿Y qué podría temer él?

- No sé, tal vez nada. Pero si tenemos en cuenta que es el único que no tiene coartada, convendrás conmigo que no podemos descartarlo como sospechoso. Con más motivo aún porque él tiene acceso a las estancias. Y recuerda que la puerta no estaba forzada, ni los cristales de las ventanas rotos. Y lo más importante, Damián ha tenido tiempo suficiente de asesinar a la víctima antes de que llegaran Pablo y Julia.

- ¡Pero no tiene un motivo!

- Aparentemente. Por eso habrá que averiguar algo más de su vida.

*****
Llegado a este punto, el autor interrumpe la narración con el fin de que el lector reflexione sobre el posible asesino. O lo que es lo mismo, ¿a quién inculpará el autor? Porque esa es la libertad de éste. Sin embargo, como la libertad nunca es total, el autor, en deuda con el lector desde el inicio de la narración, está obligado a no defraudarle… aparte de que usted haya llegado a un veredicto.

*****
Los dos policías, una vez aclarado el misterio, comentaban que por mucha que sea la experiencia acumulada, ésta siempre es poca, porque la vida está llena de sorpresas.
- No es fácil asumir que el despido fuera la causa del asesinato, ¿no te parece?
- Creo que el despido era lo más insignificante. En mi opinión, además, hubo un intento de violación, por mucho que Damián lo niegue. Lo que no sabremos nunca, es por qué no lo consumó.
- Es posible que lo intentara – convenía el inspector Yáñez – aunque eso no está probado. Lo sospechamos por ciertas señales en el cuerpo de la víctima, y porque conocemos el historial de su trayectoria. Ahora bien, ¿cómo pudo engañar a la víctima en su día para que ésta le ofreciera el empleo?
- Falsificar unos informes es pan comido para estos canallas, y comportarse debidamente tampoco les es difícil… durante un corto espacio de tiempo. Después, la maldad que acumulan en sus entrañas hace el resto.

Las últimas frases del informe venían a decir que Pablo y Julia, destrozados al principio, acabaron por encontrarse de nuevo.

********

No hay comentarios:

Publicar un comentario